jueves, 20 de diciembre de 2007

Esta es la mejor poesía de Mario Benedetti, Siento lo mismo que el. No hay más que decir.


No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves, ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de clama
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino.
Entonces
no te quedes conmigo.

martes, 18 de diciembre de 2007

PERDIDA

Hoy me siento perdida. Perdida en el mundo de las posibilidades; si es que existe tal cosa. Lo único cierto en este momento, para mí, es la decisión; y las decisiones que tomamos son siempre las correctas ¿no?; simplemente porque no existe el hubiera, el ¿y si?. Por esto tienen que ser correctas, porque nuestra vida es un mero borrador incorregible, pero ¿acaso por ese desconcierto es que es maravillosa?. ¿Será que la muerte es eso? La oportunidad de volver a vivir todo otra vez ¿de mejor manera? ¿Acaso existe una mejor manera de vivir que amando la vida nada más por estar vivo?. Lo que si es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia en la vida, son aquellos que nunca pasaron por mi mente, son esos que te sorprenden horriblemente. El caso es que hoy me siento perdida ante millones de posibilidades que pudieron haber sido mías y que no tomé; por ejemplo, amar Inglaterra, estudiar antropología against all odds, el hombre con el que me pude haber casado y no lo hice, la carrera diplomática que rechacé al decirle no al frío y lejanía familiar de suiza, la entrevista que me aseguraba un puesto en el senado de la república y que dejé pasar, la corrida de toros a la que no fui; y así podría enumerar millones de caminos que yo decidí no tomar por x o y razón aritmética y razonada (o al menos razonable for me). ¿Será que existe el destino? ¿Que algo ya esta preparado para mí? Odiaría pensar eso; creo en las casualidades, eso sí, pero me siento cada día más responsable de mí, de mi futuro; de la construcción del camino de mi vida, del concreto y mampostería que le agrego a mis cimientos todos los días. La madurez no se improvisa; a golpes se te atornilla en el cerebro. Siempre lo decía una monja en el colegio –ser mujer no se improvisa, se construye con esfuerzo- y nunca le creí, me encantaba quedarme en el síndrome de peter pan, pensando en fantasías, hasta que un día me cayó de madrazo. Y todavía así, ¿será que he madurado? ¿quedará algo de mi antiguo yo? ¿me habré encontrado diferente al buscarme y me da miedo?. Me quedan demasiadas cosas por escribir. Esta es mi terapia contra lo que llamamos vida, o mano a mano con ésta.